Estamos en una carrera obsesiva por la longevidad y la salud. Y las redes sociales nos bombardean con restricciones y satanizan cualquier intento de encontrar en la comida no sólo nutrición sino también placer.

El otro día estaba hablando con una clienta que ama lo que hacemos en Nats Pastelería y angustiada me dijo: “Estoy tan confundida. Intento ser saludable, pero ya no sé qué puedo comer” Sorprendida por la cara que puso mientras hablaba intenté indagar en lo que me estaba confesando, ella triste me contó que ahora el dulce sólo se debe consumir de las frutas de otra manera intoxicará su cuerpo con azúcar “mortal”.

Después de esta peculiar conversación me vi en la tarea de explorar en las profundidades de la Internet. No podía estar más desconcertada luego de confirmar lo que había escuchado de mi querida clienta. Esto me dio la oportunidad de reflexionar sobre lo que está sucediendo actualmente en el campo de la vida saludable.

La tendencia de la vida funcional se está volviendo un arma de doble filo, evidentemente no se trata de “comer de todo, pero moderadamente” ¡claro que no! Es evidente que debemos dejar los alimentos procesados, los refinados, los empaquetados, los productos que tienen una lista de ingredientes difícilmente pronunciables… pero no darse un gustico de vez en cuando sin pensar que lo va a matar el cáncer… bueno, ya esté bien, ¿no?

Esto me recordó a mis abuelos paternos que vivieron hasta sus 94 y 96 años respectivamente, con una salud buena para su edad y con un record de visita a una clínica tan sólo para sus últimos momentos de vida. Nunca los vi siguiendo una dieta restrictiva ni limitándose a comer sólo alimentos de color verde o naranja. Es cierto que la industrialización de la comida ha acabado con sus componentes naturales y su frescura, pero esto no impide que busquemos alternativas para no desfallecer en nuestra carrera hacia una vejez hermosa.

Sin embargo, hacerse esclavo de la comida, a mi modo de ver, es absolutamente triste. La vida se vuelve una carrera por la búsqueda de calidad y cantidad acertada de alimentos dejando a un lado el bienestar físico y emocional. ¡Así es!, ya no puedes socializar igual, porque ir a una cena familiar es un viacrucis, tomarte unos tequilas puede ser el final de tu longevidad, o compartir un increíble helado con tus hijos la guerra fría.

Mi consejo es: Aprende a escoger tus batallas, enfócate en lo que realmente nutre tu cuerpo y tu ser, descubre que en las cosas simples de la vida están las respuestas a grandes confusiones mentales.

Se sabia con tu alimentación, el hecho de no comprar suplementos costosos o bebidas exóticas que te quitarán las líneas de expresión, no quiere decir que no seas saludable y que tu alimentación no sea lo suficientemente nutritiva y equilibrada para verte hermosa por dentro y por fuera.

Siempre ganará la estructura mental y la actitud, no los parámetros infundados por la sociedad.